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NUEVO ALBERDI, TARDA EN LLEGAR Y AL FINAL...

No sabemos cómo comunicarlo. En medio de tanta pálida, una buena, una muy buena. No sabemos qué palabras usar. Todavía no caemos. Todavía estamos emocionadxs. Entonces lo decimos de un tirón a ver qué sale: Nuevo Alberdi fue seleccionado para su urbanización en el inicio del plan “Argentina Unida por la integración de los barrios populares” del Ministerio de Hábitat de la Nación. Rosario será una de las 11 primeras ciudades en arrancar este desafío histórico: integrar a los barrios populares, hacer una sola ciudad, hacer un solo país, justo y solidario.

Después de más de 10 años de lucha por la tierra, de intentos de desalojos, de pelear contra grandes poderes, de campañas de difamación y violencia, hoy los movimientos sociales y el Estado Nacional pudimos ponernos de acuerdo sobre cuáles son las prioridades, por lo menos en este pedazo del mundo. De quiénes tienen derecho a qué. De lo que es justo que sea y parece que arranca. Empieza la famosa urbanización de Nuevo Alberdi. ¿Por dónde? ¿Cómo? ¿En qué plazos? ¿Qué incluye? Mañana a las 16hs en streaming desde el Tambo La Resistencia y en conexión con Capital Federal se hará la firma formal del acuerdo y contaremos algunos detalles del plan que tiene varias dimensiones y etapas. Pero podemos adelantar que va a ser hermoso.

Este acuerdo es también el producto y la continuación del trabajo realizado entre muchos. ¿Se acuerdan cuando en 2017, en plena noche neoliberal, entre diversas organizaciones sociales como la UTEP, TECHO y Caritas mapeamos y relevamos todos los barrios del país y logramos sacar una ley que dijimos que era histórica aunque algunos no nos creían? Bueno, acá está arrancado esa ley, cerca de casa y es histórico de verdad.

Nuevo Alberdi fue la tierra donde se plantó la primera semilla de lo que es hoy Ciudad Futura. Ahí arrancó todo. Ahí fue donde un grupo de jóvenes cansados de los mismos de siempre, empezamos a militar, a trabajar con los que peor la pasan siempre. Y el barrio nos hizo lo que somos ahora, no enseñó todo lo que sabemos. Nos pegó donde había que pegarnos para hacernos los cayos para cuando haya que pelear. Nos ablandó ahí donde está lo sensible para que nos emocionemos cuando haya que emocionarse. Ahí vimos cómo era eso que tiene que hacer un revolucionario, eso de endurecerse sin perder la ternura jamás.

En ese lugar hicimos y deshicimos miles de proyectos y sueños. Algunxs hasta nos fuimos a vivir al barrio, porque había que estar ahí, porque había que aguantar. Porque había que sostener con el cuerpo lo que decíamos con la boca. Armamos casas en containers marítimos, aprendimos de vacas y terneros. De curriculas y contenidos. Hoy los proyectos que salieron bien son íconos para el barrio, la ciudad y hasta los miran en el mundo. Ahí está la primera escuela de gestión social de la provincia, la ETICA. Hoy reconocida y oficializada, escuela Nº 3188. Ahí está el último tambo de Rosario. Vivito y coleando porque, aunque quisieron, no pudieron desalojarlo. Ahí está el Tambo La Resistencia haciéndole honor a su nombre. Hay ahí, en definitiva, otro proyecto de mundo andando.  Ahí, justo ahí, donde el poder quería otro barrio privado para que los que ya tienen todo, tengan todavía más.

Nuevo Alberdi se convirtió en un símbolo de resistencia y lucha por la tierra. En que no todo se compra y se vende. Que hay algo llamado Dignidad, que si la practicáramos a diario, la historia sería otra. Lo dijimos siempre, no se trataba de “un” tambo,  de “un” grupo de familias, de “una” escuela,  o de “un” barrio. En esa pelea, en la que teníamos todo para perder, estaba la posibilidad de hacer una ciudad más justa para todos y todas. Mostrar que otra forma de hacer las cosas era posible, que no siempre tienen que ganar los mismos. Que las cosas no son así, están así. Y si están así, también pueden estar de otra forma, se pueden cambiar. Y así fue que miles abrazaron y se sumaron a esa causa y hoy son 100 mil los rosarinos y rosarinas que apoyan estos sueños ahora en las urnas. Porque la dignidad, cuando aparece, también es contagiosa.

Nunca lo dudamos, pero hoy tenemos las pruebas para decirles: “¿Vieron que vale la pena luchar?” La única forma de conseguir lo imposible es no rendirse nunca. No cansarse, no resignarse, no acomodarse, no venderse. No bajar los brazos, que al final… al final hay recompensa.

Pero además es una reafirmación y prueba que cuatro años después de haber entrado a las instituciones, no nos olvidamos de dónde veníamos y por qué estamos haciendo todo esto. Que no traicionamos a esos vecinos y a ese barrio que nos vió nacer, y que no nos traicionamos a nosotrxs mismxs. Que, aunque lo intentaron, y mucho, no nos pudieron ganar.

A partir de ahora hay un nuevo desafío por delante: demostrar que en el trabajo conjunto entre el Estado y los movimientos sociales se puede encontrar una forma distinta de hacer ciudad, de hacer comunidad, de hacer mundo. Porque si algo nos están enseñando las pandemias simultáneas que estamos viviendo, es que hay que inventar un mundo nuevo porque este no va más. Vamos a empezar a “dar vuelta el tiempo” desde este barrio, pero para llegar a todxs. Y como siempre, vamos a dejar todo en ello para que salga bien, no lo duden.

Desde el territorio, sembrando rebeldía y esperanzas.
Ciudad Futura.